jueves, 12 de noviembre de 2009

PREDICAR CON EL EJEMPLO


Psicólogos, pedagogos, profesores, maestros y campañas dirigidas a los padres destacan la importancia que tiene para la educación de los hijos ser un modelo de conductas y hábitos.


Eres padre o madre y tu hijo está ahí, mirándote con los ojos tan abiertos como su capacidad para aprender y repetir cualquier cosa que digas o hagas. Sin lugar a dudas, ese manual de conductas eres tú y tu ejemplo será vital para cualquier cosa que quieras transmitir a tu pequeño.


La imitación ocupa gran parte del juego del bebé. El adulto muestra cómo se mueve la mano al compás de Cinco lobitos y el bebé lo reproduce cuando oye la melodía. Así desarrolla su psicomotricidad o pronuncia sus primeras palabras basándose en las repeticiones del sonido que el adulto realiza frente a él. Por tanto, podemos considerar que la imitación marca una etapa del desarrollo que comienza alrededor del final del primer año o al comienzo del segundo, cuando los niños empiezan a imitar los actos de otras personas demostrando sus crecientes habilidades cognoscitivas.


Cualquier etapa es importante para predicar con el ejemplo, en los primeros años para su desarrollo cognitivo y posteriormente para su adaptación social, escolar y personal.


Es fundamental que los padres establezcan normas y límites claros, lo que consiste en que no basta con decir "antes de comer, hay que lavarse las manos"; además el niño necesita observar por sí mismo que las palabras están apoyadas en la propia imagen de la acción realizada.


No hay comentarios:

Publicar un comentario