Esta entrada quiere contribuir al debate que en la red está movilizando y permitiendo movilizar las ideas sobre los propósitos que tiene la educación.
Las familias son muy dispares y diferentes unas de otras. Los niños y niñas también son diferentes, incluso los de las mismas familias.Qué difícil es educar a nuestros jóvenes en un mundo complejo lleno de problemas creados, muchos, por nosotros mismos.
Los objetivos son tan distintos como familias hay. Unas quieren que sus hijos e hijas tengan, en un futuro incierto, un buen trabajo, es decir aspiran al éxito económico suponiendo que este les permitirá vivir con bienestar, otras quieren que sus hijos no sufran, otras que sean felices, sin definir claramente en qué consiste esa felicidad que desean, etc… , en el fondo todos quieren lo mejor para ellos y ellas sin saber qué es esto de lo mejor.
¿Le hemos dado la voz a ellas y ellos de lo que necesitan?. Cuando los escuchamos hablar de la escuela, en la mayoría de los casos nos damos cuenta de que algo no va bien y que esta debe de cambiar.
El propósito de la educación es expandir las capacidades y habilidades propias de cada uno de los niños y niñas sin uniformar las ideas. Es crear en los jóvenes el sentido de lo posible y realizable a través de la comprensión del mundo y de si mismo.
En el fondo lo que las familias quieren es que sus hijos e hijas sepan pensar, sentir y vivir con valores. Que tengan habilidades sociales y emocionales para relacionarse consigo mismos/as y con los demás, aprendiendo a ser felices y hacer felices a los demás de forma que los ayude a convertirse en la mejor versión de sí mismos/as; que los ayude a descubrir sus talentos.
Los centros educativos no son los depositarios únicos del saber y del educar. Cada familia tiene unas relaciones y unas circunstancias sociales que hacen de cada niño y niña un ser singular. Respetar estas peculiaridades y fomentar la aceptación de otras formas de entender la vida, bajo un sentido racional del mundo, con valores sociales, es lo que deseamos para nuestros hijos e hijas.
Queremos que se tenga en cuenta las particularidades, fortalezas y debilidades de cada niño y niña y, así, que se pueda extraer de ellos sus virtudes y eliminar sus miedos.
La vida es conexión y se aprende en todos los lugares. La parcelación del saber produce desinterés; si unimos la ciencia con lenguaje, música y métrica con matemáticas, educación física con valores y todo esto se realiza mediante prácticas y dinámicas colaborativas y compartidas por todo el alumnado en espacios abiertos, confortables y en laboratorios y no en aulas-jaulas, posibilitaremos que el interés innato de nuestros niños y niñas por el saber aumente.
Lo que está claro es que para situarse en este mundo hay que conocerlo comprendiéndolo, y para eso hace falta tener una visión del origen del mismo, las leyes naturales y sociales que lo rigen, la situación actual y su posible futuro.
La educación es crear comunidad, es algo social y todos la hacemos.
Y por supuesto queremos poder participar en este proceso también dentro de los colegios. Tal como la sociedad entra en los centros, queremos que los centros llamen a entrar a la sociedad.