Los centros y el profesorado harán lo que quieran hacer, como siempre.
Ni “entrenar” al alumnado para las pruebas externas de diagnóstico ni adecuar o adaptar los documentos institucionales nos garantiza trabajar por competencias. Ya se demostró con la LOGSE y deberíamos aprender de los errores del pasado.
Para trabajar por competencias hay que prepararse la clase con un nuevo tipo de “tareas” y hay que meter la “tijera selectiva” en los programas y en los libros. Hay que "destripar" los libros de texto para seleccionar unas actividades y eliminar otras.
La clave es “entender y estar convencido” de que con las competencias mejoramos el aprendizaje. El reto es sencillo: Juntarse un@s con otr@s para diseñar nuevas tareas escolares e ir construyendo un banco de recursos de centro, en esos tiempos que tenemos en el horario por departamentos y ciclos. Las llamadas nuevas tareas han de integrar contenidos de todo tipo, han de desarrollarse en un contexto lo más real posible y han de incluir procesos mentales como argumentar, resumir, razonar, explicar, deducir… Esto sí que lo sabemos y lo podemos hacer, si queremos. Hay recursos y tiempos, si queremos. Además es práctico y útil para atravesar la línea roja del aula.
Es tiempo de responsabilidad profesional y mejora en el prestigio social. Siempre es difícil pasar del “dicho al hecho”, pero para vadear un río hay que mojarse los pantalones y “empezar a andar”.
Como siempre, el cambio será voluntario, no valorado y reservado al profesorado comprometido. Otros, ni caso. ¿Agradecimientos? Nuestros chic@s, nuestros hij@s y la satisfacción del deber cumplido y el esfuerzo compartido.
Alfonso Cortés Alegre
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