Psicólogos, pedagogos, profesores, maestros y campañas dirigidas a los padres destacan la importancia que tiene para la educación de los hijos ser un modelo de conductas y hábitos.
La imitación ocupa gran parte del juego del bebé. El adulto muestra cómo se mueve la mano al compás de Cinco lobitos y el bebé lo reproduce cuando oye la melodía. Así desarrolla su psicomotricidad o pronuncia sus primeras palabras basándose en las repeticiones del sonido que el adulto realiza frente a él. Por tanto, podemos considerar que la imitación marca una etapa del desarrollo que comienza alrededor del final del primer año o al comienzo del segundo, cuando los niños empiezan a imitar los actos de otras personas demostrando sus crecientes habilidades cognoscitivas.
Cualquier etapa es importante para predicar con el ejemplo, en los primeros años para su desarrollo cognitivo y posteriormente para su adaptación social, escolar y personal.
Es fundamental que los padres establezcan normas y límites claros, lo que consiste en que no basta con decir "antes de comer, hay que lavarse las manos"; además el niño necesita observar por sí mismo que las palabras están apoyadas en la propia imagen de la acción realizada.
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